En el chat de nuestra escuela de agentes, los alumnos/as, me preguntaban hace pocos días, como se podía competir con las grandes agencias de fútbol y los agentes de futbolistas top. Esa pregunta es algo recurrente en nuestros cursos de agentes, y además, también lo fue en la última convocatoria europea de agentes, donde el presidente, me comentaba que en algunos casos, la decadencia de la moral, en nuestra profesión, es total, y lo único que podemos hacer, es defendernos jurídicamente. Hace poco yo he vivido un caso personal. Durante unos años, he gestionado la carrera de un joven talento, que ahora está ya muy cerca de la élite. Le he ayudado en sus contratos, negociando su primer contrato profesional con 16 años en su club actual. Lo he llevado a la selección nacional, cuándo apenas nadie le conocía, hablando muchísimo con el scout responsable de la selección para que eso se pudiera dar. Le he comprado siempre las botas que me ha pedido. He contratado scouts para hacerle un seguimiento profesional y para que mejorara en los aspectos que nos reflejaban los informes. Pese a la distancia y la covid, no he parado de hablar con él y estar en continuo contacto… en fin… mucho sacrificio, inversión de tiempo, de dinero, y emocional, con las expectativas que en su mayoría de edad, donde el agente de fútbol ya puede empezar a recoger sus frutos, siguiera ligado a mí, pese a las numerosas ofertas de agencias de más potencial le hacían diariamente. La verdad, es que confiaba ciega y plenamente en él y en su círculo familiar. Pero por sorpresa, como he comentado, hace pocos días, me llamó una agencia conforme me comunicaba que el jugador, iba a cambiar de representante, e iba a firmar con ellos… que lo sentía mucho, pero que así lo quería el jugador y su familia. Lógicamente, ante mi silencio y estupefacción, se sinceró, diciéndome que hacía tiempo que hablaban con él, aun sabiendo que yo era su agente con contrato en vigor. Pero sin ningún pudor, y saltándose nuestro código ético, y cometiendo una infracción del código deontológico del agente, fue esperando hasta que la fecha de la mayoría de edad está cercana para terminar de cerrar ese acuerdo a mis espaldas. He dejado reposar mi sentimiento de tristeza y frustración durante estos días, he emitido un comunicado a la otra agencia conforme voy a luchar jurídicamente por esta maniobra, y aunque finalmente pueda llegar a un acuerdo, o no, de venta del jugador con la otra agencia, me quedo moralmente tocado por la falta de ética del jugador y la familia. Puedo empatizar y llegar a entender las necesidades de crecimiento del jugador, incluso de haber aceptado promesas o recompensas a corto plazo mucho mayores que las mías, pero no comparto para nada su estrategia. Creo que como mínimo, me merecía un trato más sincero por su parte, y haber hablado con tranquilidad de la situación… Desde esa fecha, ni una llamada por su parte. Un triste audio y un escueto whatsapp agradeciendo mis servicios y entrega a él y a su familia… Por lo tanto, mi consejo privado, es que para luchar contra las grandes agencias de futbolistas, es mejor un contrato privado ante notario, de larga duración, 6 años sería lo máximo recomendable para que sean válidos jurídicamente, y que al menos nos proteja unos años. De esta forma, podremos convertir nuestros esfuerzos sembrados y recoger los frutos que nos merecemos. Sino, tenemos que tener en cuenta que esto pueda suceder, ya que es una práctica común de estas agencias de futbolistas más fuertes. Esperan agazapados a los futbolistas menores de edad profesionales, que llegue la fecha del 18 cumpleaños, y la fecha de expiración del contrato, que a menudo por normativa rfef y fifa lo hacemos por 2 años, para robarnos nuestro fruto y nuestro trabajo. No es que sea una práctica ilegal, pero cuándo menos, si es una estrategia inmoral, de poco o nulo respeto hacia los demás colegas, y rompiendo nuestro código ético sin ningún escrúpulo y reparo.